Javier Bañares Caro nació un año antes de la mitad del siglo XX, cuando el parto sin dolor no se estudiaba en las facultades de medicina y epidural sonaba a insulto.En el diccionario no aparecía la palabra ecografía y por aquel entonces la trompetilla era un instrumento insustituible en el mundo de la Ginecología. así que vino al mundo en casa, asentada en Ollerías 31-2º, asistido por su tía Catalina, Cata para familiares, amigos y cuentan que emocionada por el evento exclamó: ¡Este niño llegará lejos! Y por ahí debe de andar lejos, muy muy lejos....
Estudió el Bachillerato en un colegio de pago cuando estaba en pleno apogeo aquello de: la letra con la sangre entra. Jamás pudo aprenderse el Pange Lingua y el Tantum Ergo a pesar de oírlos durante años. Eso le traumatizo y como secuela abandono todo interés por todo lo litúrgico y en especial por el canto gregoriano.
Tuvo como parvulario, escuela y universidad el Casco Viejo de Logroño. Allí dio las primeras patadas a un balón de reglamento, se jugó las primeras canicas que tuvo al cosque y palmo, aprendió a jugar a las chapas, y, por aquel entonces, dicen, que al escuchar Capote de Grana y Oro de Rafael León y Antonio Quiroga en la voz de Mari Fe de Triana la ponían los pelos como escarpias.
Nunca le gustó le queso americano, por supuesto nada que ver con el manchego, y jamás pudo con la leche en polvo, los grumos le daban y le siguen dando arcadas.
Enamorado de las Matemáticas, fue un amor a primera vista, intenta enseñarlas desde hace más de treinta años y culpa de su destina a la Teoría de las Posibilidades Lógicas. Por cierto odia la regla de tres.
Por tanto Javier Bañares Caro pertenece a la generación del queso americano y de la leche en polvo, es profesor de una ciencia exacta y escribe en sus ratos de insomnio. Ha publicado Ruavieja 32 ( 1ª edicción con 4 de Agosto y 2ª con Editorial Ochoa) Mis Fases Lunares (4 de Agosto) Demasiado Corazón (editorial Ochoa) y El diario de Antonia Díaz (Editorial Buscarini). Ha colaborado en obras colectivas como Jirones de la Historia, Voces y Miradas desde el Ateneo ( 4 de Agosto) y en las revistas literarias Fábula y El Péndulo, ya desaparecida.
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