MI
VECINA
A través del
tabique,
que nos
separaba
oía tus
risas
Tu pasión
Sus promesas
de amor
Sus besos
Su tos
Con el
tiempo:
A través del
tabique,
que nos
separaba
Sentí tu
miedo
Tus lloros
Tus lágrimas
Tus lamentos
Su puño
sobre tu cara
Sus amenazas
Sus
maldiciones
Sus
juramentos
Hasta aquel
día
que dijiste
basta
Si aquel día
Llamaste a
la puerta de mi casa
Gemías
Llorabas
Temblabas
No por los
golpes de tu cara
Sino por las
heridas de tu alma
Y mientras
te abrazabas a mi cuerpo
Buscando
comprensión y consuelo
Entonces
A través del
tabique
Que nos
separaba
De nuevo
escuchamos
la voz de tu amante
Rogando tu
vuelta
Oímos
Una a una
Sus mentiras
Sus disculpas
Sus traiciones
Pero tú, ya
No
oías nada
habías dicho
basta
Cuando el
dolor
se hizo
patente
en demasía
y…
mi cuerpo,
se rindió
sin condiciones
a sus requerimientos
Entonces…
tus manos
se
fundieron con las mías
animándome
Cuando mi
alma
le entregó el
último bastión
vivo y sano de
mi cuerpo
y…
ni drogas
ni calmantes
pudieron
detenerlo
Cuando
vomitando
entre las
cuatro paredes
De aquel
viejo retrete
Se me
escapaba
la vida a
borbotones
Entonces…
tus manos
sujetaron mi
frente
consolándome
Cuando me
abandonó
la dignidad
que todo
hombre merece
y asustado,
busqué consuelo en tu mirada
Entonces…
tus manos
se
entrelazaron con las mías
relajándome
Cuando
la
respiración
se volvió
una pesada carga
y un último
dolor
arrancó mi
alma
Tú me
miraste a los ojos
con firmeza
Y…
Entonces, tus
manos
elevaron mi
cabeza
para besarme
Cuando el
tren partió
hacia ese destino
del que
nadie vuelve
Entonces…
Una de tus manos
Me lanzó un
beso
La otra
se agitaba
en el vacío
despidiéndome
Desde la cresta
de una ola
Conocí el
mundo
Luego, sin
quererlo
descendí a
los abismos,
y allí supe
de otros nuevos:
el frío, la
soledad y el miedo.
A ti, a él,
a ella, a vosotros
Os conocí
arriba
y os recordé
abajo
Desesperado
Levanté mis brazos pidiendo ayuda.
No me tendisteis ninguna
Impasibles,
seguisteis contemplando,
como desde el fondo de la
ola
Aterrado
Buscaba miradas cómplices y amigas
Pero,
cerrasteis los ojos
Nadie cruzó
su mirada con la mía
Y a pesar de
mis gritos de auxilio
Nada
dijisteis
Sólo
callasteis
Permanecisteis
mudos
Escondidos
En la
cresta de otra ola
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